jueves, enero 31, 2008

El Centro de Glaciares de Senegüé invita a conocer “tierras lejanas” junto a la chimenea

Este primer fin de semana de febrero, el Centro de los Glaciares de Senegüé (Sabiñánigo) invita a todos los que lo deseen a viajar a tierras lejanas. El viaje se hará tal y como lo hacían los habitantes del Pirineo antiguamente, escuchando las historias y aventuras junto al acogedor calor del fuego de la chimenea. La propuesta, denominada “Beiladas de Senegüé, incluye además visitas guiadas a las cercanías de la pedanía serrablesa, para conocer los restos que los glaciares dejaron en este enclave del Alto Gállego.

Las beiladas forman parte de unas jornadas culturales organizadas por la Comarca del Alto Gállego, Pyreneus y Senegüé-Sorripas, que busca promocionar uno de los centros de la cordillera pirenaica más completos que existen sobre los glaciares, su formación, y su evolución. Pero la actividad también busca ampliar las ofertas culturales en las largas noches de invierno. Todas las proyecciones y conferencias se efectuarán en el Salón de Actos de Senegüé y su entrada es gratuita.
ProgramaEstas primeras beiladas estarán dedicadas, como indicábamos, a “Tierras lejanas”, descubriendo Argentina, Australia y Europa, pero desde una perspectiva no muy habitual, en bicicleta. Estos viajes serán narrados por sus propios protagonistas, vecinos del Alto Gállego que mostrarán y darán a conocer las aventuras y experiencias vividas durante los viajes.
La primera propuesta será el viernes, 1 de febrero, a las 20:00 horas. De la mano de Guillermo Iraizoz y Julio Esteban las beiladas de Senegüé viajarán “Por Argentina con esquíes”. Ya el sábado comenzarán las excursiones y visitas, en esta ocasión a laTorraza de Lárrede por la morrena del glaciar. A la vuelta habrá una visita guiada al Centro de los Glaciares, desde donde partirá la visita, a las 10:00 horas. Por la tarde (20:30 horas), está previsto viajar por “Australia, la última frontera salvaje de occidente”, con Nacho Alcalde.
El domingo la visita guiada (12:30 horas) será a la Corona de Senegüé, donde se explicarán los paneles interpretativos pertenecientes al Centro y que recogen y dan a conocer los restos glaciares que desde estos puntos se aprecian. El lugar de encuentro para participar en esta salida será el aparcamiento de Casa Casbas, en Senegüé. Por la tarde, Jesús Sánchez mostrará como recorrer Europa en cicloturismo.
Temas relacionados: Senegüé, el "ombligo" de los glaciares

martes, enero 29, 2008

1997 de Irún a Viella corriendo

Intentando realizar un sueño que arrastraba desde hace prácticamente cinco años, y que al principio me parecía prácticamente imposible conseguirlo. Se me pasó por la cabeza poder realizar una transpirenaica de mar a mar corriendo. Anteriormente la había realizado un par de veces en bicicleta, pasando por lugares encantadores. Mi esfuerzo me costaba, pues las etapas las realizaba porteando mi vehículo a altos collados hasta de 2.500 m. de altura. Esto, aunque disminuía mi marcha, al final siempre era beneficioso, pues conseguía hacer etapas de 70 Km. Al día aproximadamente, pudiendo disfrutar de muchas bajadas trialeando por los empinados y pintorescos puertos y caminos.
Años sucesivos fui haciendo transpirenaicas a caballo con grupos de amigos, de los cuales me sentía algo responsable, pues confiaban de mi experiencia en los Pirineos para poderlos guiar.
Esto me obligó a hacer largas excursiones a pie para buscar pasos seguros y con el mínimo peligro posible para los cuadrúpedos, arriesgando en muchos momentos nuestras monturas. Tras otras dos transpirenaicas más en bicicleta, otras tantas excursiones a pie y haciendo alta montaña por los grandes picos, conseguí tener en estos cinco años una información imprescindible para poder intentar recorrer el Pirineo corriendo. Sin mapas, prácticamente con cuatro kilos de peso en una riñonera adaptada para correr y con un entrenamiento durante todo el invierno que tampoco resulto excesivo, pues entrenaba uno o dos días a la semana, prolongándolo los últimos meses de julio y agosto, que era cuando quería realizar esta prueba corriendo y como máximo entrenaba  etapas de cuatro horas.
Con la mentalidad muy clara, confiado en mi experiencia, en mi entrenamiento y en mi poco equipo, que se componía de la mencionada riñonera, unas zapatillas de atletismo muy ventiladas, fuertes y poco pesadas,  para aquellos años  un par de buenos calcetines, un pequeño botiquín, un chubasquero, una muda para cambiarme después de cada jornada, camiseta y pantalón de treeking, unas mallas cortas, importantísimo para no tener rozaduras en la entrepierna y una camiseta de ciclista transpirable, junto con dos botellines pequeños de de agua que iba rellenando siempre que tenía oportunidad. Por último llevaba un teléfono móvil por si me ocurría algo, el cual sirvió de muy poca utilidad, pues por los profundos valles no tenía prácticamente cobertura (esto me preocupaba poco, pues el Pirineo se encuentra en estas fechas lleno de gente).
Mi idea era realizar este proyecto en 13 días corriendo de media más o menos 50 Km. Diarios, durmiendo en hostales o refugios de montaña, y comiendo a medio día intentando evitar el fuerte calor de agosto, cenar bastante para recuperar todo lo perdido durante la jornada y como complemento estaba claro que tenía que beber gran cantidad de agua para evitar la deshidratación. Esto lo conseguí prácticamente bebiendo en todos los manantiales, cogiendo agua en los dos botellines que llevaba y aprovechando las cortas paradas para beber.
El día 15 de agosto salí de Irún después de haber dormido en la estación de ferrocarril por falta de alojamiento, habiendo coincidido con la semana grande de San Sebastián. Llegando hasta Elizondo prácticamente siguiendo la GR-11, cogiendo algún gran atajo hice cuarenta kilómetros, corriendo más de 6 horas y media, me sorprendí, pues con las piernas un poco cansadas y realizando unos buenos estiramientos conseguí salir al día siguiente bastante recuperado.
El día 16 aprovechando la mañana y con el tiempo un poco complicado por la niebla, no por que se corriera incómodo, sino por ser una etapa orientativa para hacerla en estas condiciones, pues pasar el Quinto Real con niebla resulta difícil,  son muchas lomas tras lomas y una desorientación te puede alejar de la ruta a mucha distancia. Pasando por bonitos lugares ya entrado el día, como son el puerto de Urquiaga, la cima de Iturrumburu y pasando al lado del pico de Adi, bajando por el valle de Sorogaín y llegando a comer al pueblo de Burguete. De aquí, recuperado todo lo posible en una hora y media, me pongo en la fábrica de armas de Orbaiceta, un lugar bastante bonito y pintoresco. Descansando en el refugio de Mendilatz. Esta etapa comprende una distancia de 45 Km., a ocho horas de carrera y un total de desnivel acumulado de 3.042 m.
La tercera etapa realizada el 17 de agosto comprende 58 Km. De los cuales 9 horas son el tiempo de marcha. Realizando un desnivel de 3.144 m., conforme vamos entrando más hacia el Pirineo Central, las alturas van creciendo y vamos conociendo un Pirineo diferente, de montañas más rocosas y más altas. Cambiando un poco más la vegetación, pasando a lugares tan espléndidos como es el bosque de Irati, el puerto de Larrau vigilado por el pico de Ory, cruzando por los altos collados como son el de Gagnekoa y Lepatía, descendiendo seguidamente al valle de Belagua, parando un poco en el camping de Asolaze a comer. De aquí al refugio de Linza solo me separan 11 Km. Pasando por el collado de Maze y llegando al final sobre las 17,00 horas del día, esta etapa ha sido muy calurosa, a última hora amenaza tormenta la cual evito. Me voy dando cuenta que corro mejor por los caminos que por las pistas, por lo menos son más entretenidos. Conforme pasa el tiempo me voy encontrando y adaptando mejor. Las molestias de las rodillas, que era lo que más temía son mínimas, pues ya van adaptándose también al trote contínuo, noto que voy perdiendo algún kilo que otro de los cual se lo comunico a los simpáticos dueños del refugio de Linza, prometiéndome que no me iba a quedar con hambre. Dándome cuenta que lo mejor para recuperarse es una buena y en cantidad de alimento en la cena. Un buen punto de moral para seguir es la gente, que tras contarle lo que estoy intentando realizar se sienten muy interesados y me animan para seguir. Lo que está claro es que en tres días he conseguido ya cruzar el Pirineo Navarro y sigo adelante con ganas.
La mañana del 18 empiezo otra larga etapa, el día ha salido despejado y el cuerpo prácticamente recuperado, solamente tengo unos problemas de ampollas en los dedos de los pies y quiero esperar al final de la etapa para ver que tal me encuentro. En poco más de una hora paso por el collado de Petrechema y el collado de Acherito. Luego bajando al valle de la Selva de Oza pasando por Aguas Tuertas y el majestuoso Ibon de Estanés, pasando posteriormente por la chorrota para llegar sobre las 2 de la tarde a comer y a descansar un rato en Candanchú.
Durante la marcha pregunto a la gente que está regresando de sus excursiones el tiempo que hay andando a los sitios, dándome cuenta que de esta manera, corriendo, me cuesta sobre tres veces menos llegar a estos lugares.
Recuperado ya, y con idea de pasar por el valle de Astún cambio de parecer y decido pasar por el valle de la Canal Roya, pues aunque me cueste un poco más de tiempo lo prefiero, pues hacía por lo menos un par de años que no pasaba por ahí. Al llegar a su collado de 2.200 m. y habiendo realizado su empinada subida, empiezo a correr por un buen y marcado camino hacia la carretera del Portalet huyendo del chaparrón que me empezaba a caer encima y que a la vez me resultaba agradable acordándome del calor pasado durante el día llego hasta Sallent de Gállego por su cabañera.
He llegado muy descansado pero las ampollas me molestan mucho por lo que decido bajar a Sabiñánigo, mi pueblo y descansar un día y dar tiempo a curarme estas molestias en los pies. Este día he realizado 54 Km. Estando durante 9 horas y media corriendo y realizando un desnivel acumulado de 4.614 m.
El día 20, tras la jornada de descanso y prácticamente curadas las ampollas, vuelvo a empezar la marcha desde Sallent de Gállego a Panticosa, subiendo por la Ripera hasta el rincón del verde, ascendiendo por encima de la gran cascada que me lleva al collado de Ordiso, debajo del pico Tendeñera. Bajando el empinado desnivel que hay hasta el valle de de Otal y prestando gran atención a las rodillas y evitar posibles torceduras llego con mucho calor a San Nicolás de Bujaruelo, donde al medio día descanso durante una hora y media, pidiéndome un bocata de lomo con queso para recuperar fuerzas perdidas.
Empiezo el ascenso al collado de Bujaruelo, a mitad camino empieza
a cerrarse el cielo con negros nubarrones, empezando a llover y a granizar sin tener ningún refugio cerca sigo corriendo acelerando el ritmo y tras pasar un poco de miedo de la tormenta por los rayos que caían muy cerca. También me preocupaba lo calado que iba, sabía que no podía dejar de correr, llegué al refugio de Sarradets, este refugio estaba a tope pues todo el mundo estaba allí refugiado y escasamente se cabía de pie. Esperando aquí durante media hora a que cesara la tormenta. Tuve que salir de Sarradets sin  que terminase la tormenta. Tocaba subir hacia la Brecha de Rolando, pues me estaba quedando muy frío, decidiendo correr para entrar en calor. Bajando de la Brecha empieza a salir el sol y la gente a salir de sus escondites, los vivacs de la Brecha, la Gruta helada de Casteret, etc. Dirigiéndose al refugio de Góriz, quedándonos todos sorprendidos de toda la granizada que había caído en la falda de Monte Perdido, pues tras ciento cincuenta litros por metro cuadrado que registraron en Góriz, se había quedado todo el monte blanco, haciendo crecer de una manera muy exagerada lo que eran los pequeños barrancos que bajaban de esta zona. Teniéndolos que cruzar encordados y con mucho cuidado y atención. Este día he realizado 9 horas corriendo, unos 44 km. Y un desnivel total de 4.320 m.

A partir de aquí me noto que algo empieza a fallar, pues noto una molestia como si fuera un tirón muscular encima de la rodilla derecha, por lo cual me empieza a preocuparme, achacándolo al cambio de ritmo realizado durante la tormenta.
El día 21 empieza la jornada lloviendo y por temor a la tormenta decido bajar al valle de Añisclo por la Fon Blanca para subir posteriormente al collado de Añisclo en vez de pasar por el complicado y aéreo paso que hay por debajo del pico de las olas. Subiendo al collado empiezo a notar de nuevo las molestias del músculo y la bajada desde el collado hasta el valle de Pineta es un calvario. Andando y cojeando llego hasta el pueblo de Bielsa que es el lugar donde decido parar para intentar recuperarme. Al día siguiente me levanto lleno de moral y de ganas, pues no noto ninguna molestia y tras correr de Bielsa hasta el lago de Ordiceto durante dos horas y media y 1.100 m. de ascenso junto a los 13 Km. De subida empieza otra vez el terrible dolor muscular, por lo cual consigo llegar al refugio de Viadós en muy mal estado. De esta forma decido abandonar mi proyecto de encadenar en trece días seguidos la transpirenaica. Pero muy animado en poderlo realizar otro año. De todas maneras tengo la idea, de momento y a falta de vacaciones, de realizar las 7 etapas que me quedan aprovechando fines de semana, lo cual no será la idea que tenia en un principio “cruzar el Pirineo en 13 días”, sino de realizarla en 13 etapas.
Un mes más tarde, el día 20 de septiembre y acercándome al refugio de Viadós, quiero realizar otra etapa, que sería la séptima, siendo del refugio de Viadós al pueblo catalán de Viella.
Hay que decir que en un mes no he entrenado ni un solo día, por lo que tengo el temor de no responder como quería en esta larga etapa. Las sensaciones son distintas, pues aunque la primera parte del recorrido la hago muy descansado, la segunda parte, desde el camping Aneto en Benasque hasta Viella, la hago con un fuerte, pero llevadero, dolor de rodilla que por lo vosto no estaba recuperada del todo.
Saliendo del refugio de Viadós a las ocho de la mañana, me dirijo hacia el puerto de Gistaín. Aquí contemplo una gran cantidad de rebecos o sarrios. El día ha salido muy soleado y con tranquilidad desciendo por el valle de Estós hasta el puente de San Jaime de Benasque. De aquí, bien alimentado y descansando una hora, me dirijo a los llanos del Hospital por la pista sin coger la carretera, la cual se hace muy pesada por su largura. Desde el Hospital empiezo el ascenso en zigzag al puerto de la picada contemplando las espesas y negras nubes de tormenta que rodean el pico Aneto. De aquí, desciendo hacia el Plá de Artiga, ya en el Pirineo Catalán, y con una pista que luego se convierte en carretera estrecha de montaña, consigo llegar a Viella sobre las 18,30 de la tarde aproximadamente.
Esta etapa ha comprendido una distancia total de 52 Km. Con un desnivel total acumulado de 5.325 m. Siendo el tiempo de carrera de unas 8 horas y 45 minutos.
Hasta aquí, desde que salí de Irún, como curiosidad decir que hay un desnivel acumulado de 32.417 m.
Así, de esta forma animo a los lectores, corredores y amantes de la montaña para realizar etapas de este tipo, dándome cuenta de que el día puede cundir mucho y además es posible correr a una marcha ni lenta ni fuerte durante 9 horas, teniendo una buena dosis de moral. También es muy importante conocerse bien el terreno o por lo menos estar muy bien informados sobre él.

miércoles, enero 23, 2008

Un trocito de Transpirenaica corriendo.

 
Dos años mas tarde me vuelvo a proponer el reto de intentar cruzar el Pirineo corriendo, esta vez empezando desde Llança, en el mar Mediterráneo. Cuento en esta ocasión con mucha más experiencia en carreras de montaña y he conseguido más resistencia física. Poseo mejores materiales como mochila de Camelback, ropa más transpirable y llevadera, proporcionada por Interesport Piedrafita de Jaca, casa de material deportivo que se prestó a proporcionar y a aconsejar sobre materiales necesarios. También agradecer a la casa Salomón que nos proporcionó unas cómodas y resistentes zapatillas muy novedosas para nosotros. Y decimos nosotros, porque hay que agradecer mucho a Roberto Rodríguez, que con mucha ilusión se ofreció para acompañarme en la carrera todo lo que le fuera posible, entre hueco y hueco de su trabajo. Roberto fue una pieza fundamental para animar mi ilusión y a la vez hacer más ameno los largos entrenamientos por la montaña, pues acostumbrado a correr sólo y no tener ninguna animación, fue de muy buen llevar su compañía, a la vez que daba la talla sobre mis propósitos.
Los entrenamientos de este año consistieron en largas distancias como: La vuelta al Midi d´Ossau, la subida y vuelta al Ibón de Estanés, varias subidas al monte de Oturia, Peña Oroel, rutas por San Juan de la Peña, largas rutas de 40 kilómetros por el sobrepuerto del Serrablo, subida desde el puerto de Acumuer al pico de Collarada,Vuelta al Midi, desde Vadiello al Tozal de Guara, a la vez que conseguí batir el récord que había desde Torla hasta Monte Perdido y el regreso de nuevo hasta Torla en menos de 6 horas 50 minutos, en una distancia de 50 kilómetros y con más de 2000 metros de ascenso.
Gracias a esta acumulación de entrenamientos, estaba preparado para la realización de la prueba en el mes de agosto. El único inconveniente que veía era el alojamiento. La idea era dormir y descansar en lo que es el Pirineo catalán en los hostales de algunos pueblos que había conseguido reservar habitaciones, aunque no había conseguido reserva en todos, por lo que me encontraba preocupado, pues el hecho de no descansar bien todas las noches, no garantizaba el éxito.
El mal tiempo no me asusta demasiado, pues he realizado muchos entrenamientos bajo agua y lo único que hay que tener claro es el no pararte para no quedarte frío.La comida o el avituallamiento tampoco era problemático, pues me había planteado llegar a hacer una comida en las horas de más calor haciéndolo coincidir con la llegada a los pueblos. Allí sabía que encontraría cualquier bar o restaurante que me iba a ofrecer exquisitos menús ricos en hidratos de carbono, proteínas y grasas, que era todo lo que necesitaba para salir animado y recuperado al día siguiente.
También es muy importante el material a llevar en la mochila pequeña, muy ajustable y a la vez con Camelback muy necesario para hidratarse a todas horas llevando dos litros de agua. En la mochila había lo justo y lo necesario: una ropa para cambiarme de muy poco peso, un chubasquero, la cartera con la documentación y dinero un pañuelo para el sol, cremas, una cámara de fotos, las novedosas zapatillas con unos buenos calcetines transpirables. Una mallas cortas para evitar las rozaduras en la entrepierna y una camiseta térmica muy eficaz. A diferencia de la vez anterior, realicé el recorrido con la riñonera de la que guardo un notable recuerdo gracias a su ajuste y su comodidad. Este año he decidido llevar una pequeña mochila Mckinley, también más ajustable y con la peculiaridad de llevar dos litros de agua en su interior, mediante un Camelback. El único inconveniente encontrado en este sistema es el de tener que parar un poco más de tiempo de lo necesario para coger agua ya que había que sacar todo el material de la mochila y luego volver a ajustarla. Por otra parte no podía correr con ella sin la camiseta puesta porque me ocasionaba leves pero molestas rozaduras. Sin embargo, hablando de comodidad es perfecta.
Con ganas locas de empezar, por fin llega el día 11 de agosto, día en el que partimos hacia Llança. Es una tarde la cual vemos muy nublada y amenazando agua y tormentas por el Mediterráneo. No nos preocupa, la idea es clara y también estamos muy mentalizados de que pase lo que pase con relación el tiempo, hay que seguir hacia delante.

Día 12 de agosto. 1º etapa. Llança-Maçanet de Cabreils
Tras descansar en una sencilla habitación en un hostal de Llança y con mucha suerte de haber encontrado este lugar, comenzamos la marcha con Roberto, no sin antes sellar en el Ayuntamiento la libreta que nos habíamos preparado para cuñar en todos los sitios de paso como certificación o recuerdo de la estancia en estos estupendos pueblos.
Saliendo de Llança enseguida cogemos el GR-11 todo con pistas duras y con un calor muy húmedo al que no estamos acostumbrados. Vamos pasando gran cantidad de pueblecitos en los cuales aprovechamos para preguntar a la gente el inicio de los caminos hacia otros lugares. Atravesamos Villamañiscle, Rabós, Espolla, Villatorli, para pasar un rato de relajación en Cantallops, pueblecito a pocos kilómetros de la Junquera, en el cual aprovechamos a comer algo para reponer fuerzas y hacer unos estiramientos.
Hasta aquí me acompaña Roberto este primer día, él tiene que regresar a su trabajo en Jaca. Se va satisfecho por haber corrido tan a gusto y con la idea de volver a acompañarme en otras etapas cuando el tiempo se lo permita, y más cerca del Pirineo Aragonés.
Continuando por la tarde la marcha, sigo atravesando pueblos ya por carreteras locales, pues aquí el GR-11 da mucha vuelta y de lo que se trata es de ir lo más recto posible. Atravesando Agullana y la Vajol, bonito pueblo a 525 m. de altura. Me llevo una enorme decepción, pues el camino del GR-11 por el cual tantas veces había pasado tanto en bicicleta como a caballo, me lo encuentro asfaltado, y le hace perder bastante encanto con respecto a lo que antes era. De esta manera llego a Maçanet de Cabrenys un poco endolorido de los dedos de los pies y con unas ampollas producidas por un rozamiento de los calcetines, los cuales tengo que soportar el dolor durante prácticamente toda la ruta.
En Maçanet y casi por favor consigo que me hospeden en el Hotel Pirineos el cual ya conocía, al igual que el propietario que se interesó bastante de lo que estaba haciendo, ofreciéndome una excelente y calorífica cena.
En esta etapa he realizado una distancia de 51 km. Descansando una hora 53 minutos y corriendo continuamente durante seis horas. Ascendiendo un desnivel de 610 m. Y bajando 410 m. Con un total de desnivel acumulado de 1.020 m.
De no ser por las ampollas, de lo demás estoy totalmente satisfecho de cómo ha pasado la jornada a lo contrario del asfaltado de la Vajol a Maçanet.

Día 13 de agosto de 1999. Segunda etapa. Maçanet de Cabrenys - Campradón
Poniéndome en marcha al amanecer con el frescor de la mañana, empiezo con una carretera asfaltada que va picando hacia arriba durante 13 km. Recuerdo con muy buen sabor de boca la primera vez que pasé por aquí con mi bicicleta de montaña, lo que ahora es un importante paso fronterizo que se dirige hacia St Laurent de Cerdans en Francia, era antes una tímida pista que se cortaba en el punto fronterizo justo en un barranco de difícil paso. Ahora se ha convertido en un gigante puente de vigas y hormigón armado.
Al llegar aquí, se queda atrás el pequeño pueblo de Tapis, ahora más vivo que antes gracias a esta carretera. Enseguida llegamos a la Caustouges, el primer pueblo francés. Para llegar por caminos bastante cerrados a San Laurent y al campo de golf de Falgós, 500 m. de altura más altos que el anterior pueblo, un sitio atractivo y curiosos en medio del Hayedo. Trazando una línea lo mas recta posible por debajo del Mont Negre y por la cara norte de la sierra, voy empalmando pista tras pista dejando al lado "La Manere". Hasta llegar al collado Fonda justo en la loma entre España y Francia, por lo que me decido pasar a la cara sur por un PR bastante bien marcado que da una espectacular visión hacia la Garrotxa, junto al pueblo de Baget. Hasta aquí ha sido una etapa de recordatorio, pues solo había pasado por aquí en una ocasión con algún otro problema de orientación y un poco a ciegas. Al contrario que esta vez que ha ido todo sobre ruedas.
Ya de aquí salimos al pueblo de Rocabruna, donde posteriormente paso a Font Rubí, una lujosa urbanización de chalets, en la cual encuentro una estupenda fuente para refrescarme y descansar unos minutos bajo la sombra de los alcornoques. Creo recordar que el calor castigaba bastante. De aquí en muy poco tiempo llego a Campradón, fin de mi segunda etapa. Aquí vuelvo a tener el mismo problema, el del alojamiento. En esta ocasión consigo un colchón en una colonia de muchachos en la cual se practicaba también deportes de aventura. Por lo cual tuve una fantástica velada de conversación y cambio de opiniones con los monitores de dicha escuela, que se sienten muy interesados por mi proyecto.
En esta jornada he recorrido una distancia de 50 km. En siete horas cuarenta y cuatro minutos, sumándole a este tiempo una hora más de descanso. He ascendido 900 metros de desnivel y he bajado 700 m. con un total de desnivel acumulado de 1600m.
Las ampollas me siguen castigando los pies, tengo que hacer varias curas al día, inyectando Betadine directamente sobre la ampolla y luego protegiéndola bien. Por otra cosa veo que voy mejorando en mi aclimatación y rendimiento.
Iglesia de Campradon

14 de agosto de 1999. Tercera etapa. Campradón - Puigcerdá.
Tras un importante descanso y un buen desayuno que preparo en la cocina del colegio, basado en pastelitos, azucares, etc. , me pongo de nuevo en marcha, llegando en un par de Km al pueblo de Llanars. Meditando un poco, creo que tras la dureza de la etapa de este día, lo mejor es ponerme las rodilleras que tengo preparadas para los descensos. Las cuales me iban a acompañar ya fijas durante el resto de las etapas, dándome así cuenta que tenía que ir protegiendo las rodillas desde un principio sin esperar a que se fueran debilitando por si solas, y no me pasase lo mismo que me ocurrió hace dos años.
Descansando en una escuela
Este día por la mañana tenía un espectacular y atractivo acceso hacia la collada verde. Para ello, atravesé el pueblo de la Roca y el de Abella, para poder ir contemplando posteriormente los puertos tan verdes en esta época del año, pues los meses anteriores habían sido bastante húmedos según los habitantes de la zona. También abundaban por estos parajes las vaquerías y los caballos, que en estos últimos años van retomando de nuevo un lugar importante dentro de la economía y de la vida de los pueblos. A 1600 m. de altura cambiamos del Valle del Ter al valle que da acceso desde Rives de Fresner al santuario de Nuria, mediante un tren cremallera que hace escala en un bonito y turístico pueblo llamado Queralbs, no sin antes haber atravesado otro pueblo que va creciendo como lugar turístico, refiriéndome al pueblo de Pardines. Tras medio día corriendo, prefiero hacer una escala en Queralbs, y después de comerme un par de suculentos bocadillos y de haber hecho los habituales estiramientos, comienzo con el plato fuerte del día subir hasta muy cerca de la cima del pico Puigmal. Justo en el collado a 2.517 m. empezando lo que realmente es un fuerte desnivel desde la Font del hombre muerto donde se acaba el bosque y el camino empezando a partir de aquí el pastizal hasta el punto rocoso de la parte superior, acompañada de una húmeda niebla, que pone a prueba nuestro sentido de orientación. En el momento que doy con la pista que accede al Puigmal, todo es seguirla teniendo en cuenta un par de desvios en los que no te puedes equivocar. Desde aquí solo queda un descenso de unos 20km, que resultan mortales para la puntera de mis pies y me hacen ver las estrellas. Aunque poco a poco voy aconstumbrandome a este dolor que cada vez se va haciendo más soportable. Desde aquí arriba la vista es impresionante hacia el norte, tenemos allá abajo puigcerdá y hacia el sur las pistas de sky de la Molina.
En poco mas de una hora llegamos a la civilización lejos de esos caminos de tierra en los que los todoterrenos a su paso dejan una basta nube de polvo, la cual resulta demasiado molesta. Por fin llego al pueblecito de Queisax, lugar aunque pequeño muy animado por la gente y con una música tradicional en honor a las fiestas del pueblo. Por fin me queda 3 Km para la llegada a Puigcerdá, bastante agotado y con la única idea de pegarme una buena ducha e intentar recuperarme en todo lo que sea posible.
Este día a sido muy duro, pero voy teniendo suerte con el tiempo, ya que mi principal preocupación no es la lluvia sino las fuertes tormentas que se dan en la alta montaña en esta época de año.
En este día he recorrido 56 km. Tardando en hacer el recorrido 8 horas 22 minutos. Y descansando una hora. He ascendido 2.262 m. y he bajado 2.255 m. consiguiendo un desnivel acumulado de 4.517 m. Se va notando que poco a poco vamos entrando en las cotas altas del Pirineo.

15 de agosto de 1999. Cuarta etapa. Puigcerdá - Os dé Civis.Para mí, esta etapa es la más bonita, interesante y dura, pues en esta ocasión no conozco el itinerario y lo único con lo que cuento es con un croquis que he mentalizado, aunque no hay pérdidas. Hay que atravesar tres valle y casi todo por el GR 11 hasta llegar a Andorra.
La jornada empieza como siempre a las ocho de la mañana. Aunque el arranque se haga muy pesado y con las piernas aún sobrecargadas del día anterior. Haciendo cinco kilómetros de carretera hasta Guils de Cerdanya empiezo a encontrarme mejor al entrar en contacto con el camino. En vez del GR cojo una pista de BTT hasta llegar a los llanos de la Fontanera, cerca de los 2000 metros, el paisaje es extraordinario, pues en muy poco tiempo llego al bosque y entramos en las grandes praderas. Muy pronto llegamos a la roca de la alta montaña, todo lleno de color al tener un día de excelente sol. Tras subir y subir, estoy al refugio de Malniu un lugar muy concurrido de gente siendo natural, pues una buena pista llega hasta este lugar para acampar y pasar el día haciendo montaña. Durante cuatro kilómetros por un camino con una gran caída y un poco complicado de seguir, por su estrechez y su piedra suelta, se llega al refugio d´ Engorgs para después por un camino sin marcar que se pierde en varias ocasiones y en el que hay que usar un poco la orientación se atraviesa varios lagos para llegar a una fuerte subida y alcanzar el collado de Colomers.
En este trozo de recorrido recuerdo una terrible pájara que cogí a consecuencia del calor y los cambios de ritmo. Me vino muy bien un bote de glucosa líquida que llevaba en la mochila por sí acaso. No la quería usar sino era en algún caso de pura necesidad. En este caso aseguro que lo fue. En pocos minutos estaba prácticamente recuperado.
En el collado de Colomers a 2.680 m el panorama era impresionante hacia todos los lados, aunque el más duro y vertiginosos era el que me tocaba bajar, 600 m de golpe para llegar a la cabaña de Esparvers, un pequeño refugio en ruinas pero situado en un entorno maravilloso. Machacándome en la bajada opto por descansar un poco y remojarme los pies en las frescas agua del río, poniéndome a comer al mismo tiempo, par empezar posteriormente la segunda parte del itinerario. De aquí enseguida se llega a la Col de Civera, en una hora para posteriormente por las montañas andorranas descender por un precioso y espectacular camino, muy concurrido de caminantes. Un camino de 15 km. De largo y un desnivel de 1400 m. que nos
conduce hasta Escaldes en Andorra.
No tengo mas opción que seguir la carretera, atravesando Escaldes y Andorra la Vella, en los cuales me encuentro muy raro, pasando de no ver a casi gente durante el recorrido a ver de repente tanto peatón y automovilistas, percibiendo que todos me miran con curiosidad preguntándose de donde salía este individuo. De esta manera llego por el arcén de la carretera hasta San Juliá de Loria, el pueblo en el que cojo un desvío de ocho Km que sube hasta el pueblecito ya español aunque su entrada principal se realice por Andorra, llamado Os dé Civis.
Aquí sinceramente noto que he llegado destrozado con un fuerte dolor en el tobillo al igual que una inflamación que de momento diagnostico que es producido por la carga que he tenido que soportar durante esta etapa. Al final resultó ser diagnosticado por el médico el picotazo de algún bicho o alguna rama clavada que me había producido una fuerte infección. Al llegar al pueblo enseguida voy al hotel de mi amigo Jordi, el cual se ha compadecido siempre de mí al verme llegar en muchas ocasiones en un estado preocupante. Este día era de fin de semana y lo tenía todo reservado, yo lo único que le pedí fue una ducha una buena cena y que me dejara dormir en la cuadra. Jordi de alguna manera preparó todo para que pudiera dormir en una cómoda habitación del hostal. De esta manera, entre las ampollas que aunque allí estaban me había acostumbrado a su dolor, y el dolor del tobillo, decido descansar al día siguiente. Pasando un día de relajación, tertulia con la gente del pueblo y descansando. En este duro día he realizado 60 km. En 9 horas 30 minutos, descansando solamente 42 minutos, He ascendido 2540 m. y he bajado 2.225 teniendo un total de desnivel acumulado en este día de 4.765 m.
Aún llegando destrozado durante la jornada he disfrutado mucho y sigo aprendiendo sobre mis posibilidades.

17 de agosto de 1999. Quinta etapa. Os dé Civis –Esterri d´Aneu
La primera impresión después de un día de descanso es muy satisfactoria. El cuerpo me ha vuelto a la normalidad, el tobillo funciona de momento bien, parece ser que las curas de las ampollas hacen efecto, aunque siguen sin desaparecer.
Por la mañana sigo madrugando y la jornada empieza a las 8 de la mañana aunque a 1500 m. de altitud a esta hora resulta algo fresco el día. Empiezo calentando durante 2 kilómetros por asfalto hasta llegar al hotel situado doscientos metros más arriba del pueblo. De aquí siguiendo la pista y luego siguiendo un camino hasta el fondo del valle, se llega hasta el collado de Conflech, cogiendo otra vez la pista por la que los contrabandistas hacían sus pasos muy frecuentemente, aunque es un paso bastante vigilado por la guardia civil. La pista conduce hasta las bordas de Conflench, aunque de la manera que viajo es posible atajarla pues es todo pastizal hasta las bordas. De aquí ya nos obliga a seguir una pista larga de unos 8 km. Bastante bien conservada y bastante llana hasta llegar al collado de So a 2.000 m. de altitud. De aquí es conveniente bajar al pueblo de Ferrera campo a través, pues lo tenemos a vista durante todo el descenso. Es un lugar perdido pero encantador, con unas panorámicas excepcionales, que controlan todo el valle que desciende hasta el río Noguera, no sin antes pasar por Tirvia.
A partir de aquí tras un corto descenso y luego cinco kilómetros de carretera llegan al pueblo de Ribera de Cardós, pueblo bastante dado al turismo, pues con camping, hoteles, restaurantes y empresas de aventura, resulta un punto importante dentro de la comarca del Pallars. Aquí hacemos un alto para comer algo y descansar, pues tras casi seis horas de recorrido el dolor del tobillo comienza de nuevo a martirizarme.
Al empezar de nuevo la marcha y empezar a subir de nuevo, siento tras el apoyo de la puntera de los pies un ligero alivio en el tobillo, así llego a las bordas de Nibrós y luego tras una fuerte subida por un bosque llego al collado de Campirme. La subida ha sido factible, pero al trabajar de manera distinta el apoyo de mis piernas en el descenso resulta insoportable el dolor del tobillo, Intento comprimirlo con vendas y hago lo posible para llegar a la pista que después de 12 kilómetros pasando por el pueblo de Burgo puedo llegar a Esterri d´Aneu, en muy pésimas condiciones, aunque sin descansar y con una impresionante cojera tengo que mirar lo primero alojamiento, comer algo y pasar por la farmacia a ver si es posible encontrar algún aliviador de dolor. Esta última tarde ha sido infernal, he conseguido terminar la etapa aunque algo desmoralizado, pues empiezo a ver negativamente él poder recorrer todo el Pirineo de una sola tirada. Me doy cuenta de ello y asumo la realidad de mi mal, y tras larga meditación me planteo lo imposible por terminar la etapa del día siguiente. De esta forma, me quedaría del consuelo de haber llegado hasta Viella, lugar donde hace dos años había vuelto a abandonar, siendo esta vez el recorrido en sentido contrario, de Irún a Viella. De esta manera tendría el alivio de haber recorrido todo el Pirineo en 13 etapas.
En esta quinta etapa he recorrido 56 kilómetros en 9 horas 50 minutos descansando 1 hora 15 minutos. Ascendiendo 1660 metros y bajando un desnivel de 2.460 m. realizando un desnivel acumulado de 3.150 m.

18 de agosto de 1999. Sexta etapa. Esterri d´Aneu - Viella Una nueva mañana empieza, y la verdad es que tengo el dolor del tobillo que no ha desaparecido en absoluto; me planteo el hecho de seguir o dejarlo, tengo muy claro que esta será la última etapa si consigo realizarla entera, cosa que a estas horas de la mañana dudo. Empiezo a correr y cada paso es una tortura pero el empeño de conseguirlo me anima a seguir para adelante. Pasando primero por la Guingueta, y por un camino, a atajo la carretera que lleva al pueblo de Esport, en el límite del Parque Nacional de San Mauricio. Aquí cogiendo un ancho y buen camino por la margen derecha llega hasta el lago San Mauricio, al pie del pico de los Encantats. Hace tiempo recorrí el parque con la BTT pasando por el collado del Portarro, esta vez voy por un lugar desconocido, atravieso el lago de ratera y me dirijo hacia el collado de Ratera por el camino cada vez menos marcado, por cierto bastante frecuentado por montañeros y turistas.
Aquí tomo una importante y acertada decisión: en primer lugar, la idea de llegar desde este punto al hospital de Viella situado en la entrada sur del túnel, itinerario con mucho desnivel y con un terreno muy agreste para mi tobillo, con el inconveniente de no poder llegar al refugio y tener que pasar la noche sin saco y sin nada que ponerme en los otros refugios del camino.
Mientras que el camino elegido me acercaba bastante a las pistas y a la carretera de Baqueira, la cual me sería de gran utilidad si tuviera que hacer autostop para llegar a Viella. De esta manera desciendo por el Valle de Saboredo pasando por sus preciosos lagos y su refugio a 2265 m., sigo el camino hasta llegar a la pista que me conducirá hasta el fondo del valle, de esta manera llegamos a la estación de esquí de Baqueira. De aquí entre camino, carreteras secundarias y pistas atravesamos los pueblos de Salardú, Arties, Garós y por fin tras cinco kilómetros de asfalto llego a Viella.
La etapa no complicada en teoría, pues solo ha sido subir y bajar de un Valle a otro, tendría que haber sido de los mas descansadas. Sin embargo, ha sido una etapa muy dura debido al terrible dolor. Aunque el esfuerzo ha valido la pena, en estos momentos solo esperaba encontrar una buena ducha, en las piscinas municipales, poder hacer unos estiramientos e intentar aliviar el tobillo. Mientras esperaba a mi amigo Roberto que venía desde Jaca con la ilusión de hacer la siguiente etapa hasta Viadós, cosa que tuvo que dejar para poderme llevar a casa.
Estoy contento de haber llegado hasta aquí. Reafirmo que en trece días o etapas se puede cruzar el Pirineo de mar a mar, teniendo sobre todo mucha ilusión. Sigue estando virgen el hecho de poder realizar con éxito toda la travesía en integral, en una sola tirada. Quizás vuelva a mí este reto algún día, y sino allí quede para todos los fondistas que deseen tentar a la suerte. Pues es uno de los factores principales para llevar a cabo la aventura pirenaica.
Resumiendo esta sexta etapa de 50 km. De larga he realizado un tiempo de 10 horas 12 minutos de marcha descansando solamente una hora y media. Se asciende 1.550m. y se desciende 1600m, teniendo un desnivel acumulado de 3.150 m.
Esta semana de agosto de 1999 he recorrido un total de 323 km. En 51 horas 38 minutos descansando entre ellas 7 horas 16 minutos. He ascendido 9.522 m. y he descendido 9.650m. con un total de desnivel acumulado de 19.172 m..
A todo ello sumando las 13 etapas de todo el Pirineo se puede decir que este itinerario tiene 675 km. Que ha costado 102 horas y 25 minutos recorrerlo. Por curiosidad apuntar el desnivel de subida que es de 24.176 m. y el de bajada que es 24934m. teniendo un total de desnivel acumulado de 46.669 m. Una buena tralla.
Con esto, deseo a cualquier aventurero que desee probar, que lo consiga (es factible, pero duro). Ánimo.

lunes, enero 21, 2008

Color altoaragonés en Cerler

Raúl López y Luisa Romerales ganan el Campeonato de Montañeros de Aragón de Barbastro
- Tras la Cronoescalada Memorial del Recuerdo llevada a cabo el sábado en la estación de esquí de Cerler, grupo Aramón, ayer domingo fue el turno para la segunda prueba organizada por el club Montañeros de Aragón de Barbastro, el Campeonato de Esquí Alpinismo. Desde la pasada edición se llevan celebrando las dos pruebas en un fin de semana, factor que obliga a los participantes a dosificar sus fuerzas para poder estar al máximo nivel los dos días de competición.
El Campeonato de Esquí Alpinismo Montañeros de Aragón de Barbastro tiene como gran peculiaridad el formato de su salida, ya que al contrario de lo habitual en este tipo de competiciones, la salida es en descenso. La salida la toman todos los participantes a la vez, descendiendo desde Cota 2.000 hasta Cerler 1.500, punto en que los corredores se colocan por primera vez las pieles de foca en los esquís para iniciar el ascenso.
En la prueba hubo dos recorridos, uno competitivo y otro popular. La diferencia entre uno y otro fue que el popular no ascendió hasta los 2.728 metros de la cima del pico Gallinero. El competitivo acumula 1.740 metros de desnivel positivo mientras que el recorrido popular suma 1.300 metros. Ambos recorridos tenían la salida en Cota 2.000 desde donde han descendido hasta Cerler 1.500, punto en donde se inició el ascenso. Ambos recorridos ascendieron hasta la Colladeta, bordeando el pico Cerler, para desde allí el recorrido competitivo ascender hasta el pico Gallinero, desde donde tenían que descender por Canal Amplia hasta Ampriu. El trazado popular descendía directamente hasta Ampriu desde Colladeta, para una vez desde allí ascender, al igual que el recorrido competitivo, hasta el final del telesilla Basibé.
Dado que durante los fines de semana de enero se está registrando muy buena afluencia en la estación de esquí de Cerler, grupo Aramón, y la abundancia de nieve en la presente temporada, se pudieron trazar carriles auxiliares para que no hubiera interferencias entre los participantes en la prueba y los esquiadores que habían acudido en la jornada de hoy al centro invernal.
Raúl López se resarció de la segunda posición a la que le relegó el triunfo de Agustí Roc en la Cronoescalada obteniendo el triunfo en el día de ayer. El corredor oscense dominó la carrera desde que se inició el ascenso en Cerler 1.500, pasando en el grupo de cabeza en el primer cambio de pieles de foca, y tomando la cabeza a pocos metros del inicio del ascenso. El tiempo de Raúl López fue de 01:47:20 y le siguió el madrileño Miguel Caballero con 01:49:49. Agustí Roc fue el más perjudicado por el cansancio acumulado de la jornada del sábado, y en esta ocasión fue tercero con 01:52.34.
En categoría femenina la altoaragonesa Luisa Romerales volvió a manifestar su buena forma repitiendo triunfo, con una marca de 02:34:46, seguida por la vasca Leire Ezpeleta. El mejor tiempo absoluto de las dos pruebas llevadas a cabo durante el fin de semana es proclamado vencedor del Trofeo Villa de Benasque. Raúl López sumó un tiempo de 02:19:23 entre la Cronoescalada Memorial del Recuerdo y el Campeonato de Esquí Alpinismo Montañeros de Aragón de Barbastro.
D.A.

miércoles, enero 16, 2008

Carreras por montaña

Ya no basta con subir montañas, hay que hacerlo lo más rápido posible.
Es el nuevo reto para esta mezcla de montañeros y atletas que son los corredores de montaña.
Allí donde hace años sólo pasaban montañeros, pastores o guardas forestales ahora pasan volando las zapatillas más ligeras. Algo tan simple y natural como es correr se convierte en una experiencia alucinante cuando se practica por la montaña y puede ser uno de los deportes en la naturaleza más al alcance de la mano -o de los pies-. Correr por montaña supone un nuevo escalón, un nuevo intento de superación humana, convertido en una auténtica especialidad que requiere unas técnicas específicas y un control mental que sólo da la experiencia.
En principio se trata de algo tan simple como hacer en dos horas un recorrido que andando se hace en seis por ejemplo. Pero cada sendero, cada montaña tiene su particularidad. El desnivel de las subidas apenas deja correr, la zancada se acorta enormemente y el avance es mínimo. En las alturas el oxígeno es menor y cada bocado de aire se hace más difícil. Las bajadas pueden hacerte rodar si no controlas tus apoyos. Avanzar por la nieve nos impone un mayor esfuerzo muscular, y cada instante, cada trozo de terreno tiene su sorpresa. El terreno puede ser uno de los aspectos más importantes y decisivos al correr por montaña. Es importante adaptarse a un suelo irregular, a saltar entre piedras e incluso treparlas, a correr o deslizarse por nieve y a buscar los mejores apoyos en las bajadas. Para ello es fundamental el calzado. Las zapatillas de "trail" son zapatillas más reforzadas puesto que sufren continuos roces con elementos del terreno. Su suela es más rugosa para tener mayor agarre y tienen una mayor estabilidad para evitar lesiones y proporcionar un mejor apoyo.
El material textil para correr por montaña es una mezcla del usado en atletismo y en montañismo. En verano predominarán los tejidos ligeros y que ayuden a expulsar el sudor, camisetas de tirantes y pantalones cortos complementados con una crema protectora para sol. En invierno se llevan mallas, camiseta y calcetines de material térmico junto con guantes y gorro de lana.Es conveniente conocer los itinerarios, pues corriendo es más fácil despistarse en montaña, y estudiar si es conveniente llevar algo de líquido y alimento. Asimismo es importante un control mental y conocimiento de nuestro estado físico para no desfondarse enseguida. Regular en las subidas o en las bajadas y calcular el tiempo que estaremos corriendo nos puede salvar de una "pájara" o de pasar un mal rato.En España ya se organizaron competiciones a principios de siglo cuando, en la década de los 20, el club de montaña Peñalara realizó una serie de marchas competitivas como la de los Tres Refugios o la Copa de Hierro. Desde mediados de siglo también se vienen realizando rallies de montaña en Cataluña, pruebas de autosuficiencia con unos controles intermedios que se realizan por parejas. Pero en realidad se vienen organizando carreras con regularidad desde hace algo más de una década y el primer maratón de montaña español fue en 1995. En el resto del mundo hay muchas y muy importantes pruebas con miles de participantes con desniveles o distancias que sorprenderían a cualquiera. ¿Quién no ha oído hablar del famoso Maratón del Everest?: 42 kilómetros de carrera entre 5.000 y 3.500 metros de altitud. No es necesario seguir un plan específico para iniciarse en este deporte. Simplemente calzarse unas zapatillas y salir a correr por los caminos de montaña que antes hacíamos andando. En los tramos más empinados echaremos a andar y poco a poco iremos conquistando todo lo que nos propongamos. Es importante realizar un calentamiento previo, compuesto de pequeñas carreras ligeras y estiramientos, ya que el esfuerzo será más intenso que una carrera normal. Al terminar, tampoco hay que olvidarse de hacer algunos estiramientos.
Por Redacción Digital digital@desnivel.es

viernes, enero 11, 2008

¿Qué hacer en invierno?

Se acabó la temporada. La lluvia, la nieve, la niebla y las bajas temperaturas transforman el aspecto de la mayoría de nuestras montañas. Llega el tiempo de la hibernación del corredor de montaña pero no por ello una época de inactividad. En Cross Country te damos algunas claves para mantener la forma, hacer deporte y llegar pletórico al comienzo de la temporada.
Llegó el otoño; final de la temporada de carreras de montaña en nuestro país. Es el momento de hacer balance, de buscar otros objetivos o simplemente relajarse y tomar un merecido descanso después de meses de duro entrenamiento y competiciones. La mayoría de las cumbres de los macizos montañeros españoles dejan de ver la figura afilada y agónica de los corredores de montaña. Las zapatillas dejan paso a las botas, las camisetas técnicas a los cortavientos e impermeables. Los días se acortan y hace más frío.
Todavía podemos correr pero con material apropiado y mucha precaución con las condiciones meteorológicas. Más suerte tienen los que viven cerca de la baja montaña, donde el invierno no es tan duro. Pero, aunque puedas seguir corriendo en montaña, también el otoño-invierno es ideal para practicar alguna de nuestras otras facetas deportivas. Si eres más atleta que montañero, tendrás la oportunidad de correr algo de ruta o campo a través. Si eres más montañero que corredor, es el mejor momento de coger el piolet y los crampones, o de desempolvar nuestras tablas de travesía. Además de conservarnos en forma, cambiar de actividad nos servirá para mantener la motivación y volver a correr en primavera con más ganas.
Deslizarse montaña arriba
El esquí de travesía es una de las principales alternativas invernales para el corredor de montaña. Muchos de los grandes atletas de las cumbres lo practican en invierno... o al revés, alguno de los grandes campeones del esquí de montaña usan las carreras como alternativa de verano. Manu Pérez, Kilian Jornet o Agustí Roc en España o la francesa Corinne Favre, son ilustres ‘traveseros’ que en verano se dedican a correr. ¡Y cómo corren! El caso es que son modalidades perfectamente compatibles: biomecánicamente son parecidas, sus temporadas competitivas son complementarias y el perfil del deportista es igual en ambos casos.
Tanto si ti tienes un entrenamiento programado como si no lo tienes, puedes cambiar cualquier sesión de carrera por una de esquí. No necesitas tablas de entrenamiento o fórmulas mágicas. Al ser, como hemos dicho, modalidades perfectamente compatibles, no afectará negativamente al entrenamiento en ningún momento. Su práctica nos hará seguir en contacto con la montaña y además mejorará nuestra cantidad de glóbulos rojos y hematocrito, tan importante en los deportes de gran resistencia como son las carreras. ¡Ah! Y si no tienes nieve a mano, no olvides que el roll-ski es una alternativa igual de válida y entretenida.
Los orígenes del atletismo
El campo a través o cross country es una de las modalidades más veteranas y naturales del atletismo. No es más que correr por la naturaleza y, precisamente en España, es una especialidad muy desarrollada y de gran nivel.
Cualquiera tiene un parque o un circuito ‘extraurbano’ donde correr. Olvidar nuestros recorridos por la sierra no debe ser un drama porque correr campo a través y competir en cross en invierno está lleno de ventajas.
En primer lugar nos aporta un fortalecimiento general de tronco y piernas. Nos hace incrementar y mejorar el trabajo aeróbico y aneróbico, puesto que las competiciones de cross son muy rápidas para fondistas como nosotros, y nos ayuda a mejorar nuestro ‘ritmo de crucero’. Además acumulamos bastantes kilómetros evitando tenerlo que hacer luego en primavera.
No hay que rebuscar mucho en el calendario atlético para encontrar competiciones de campo a través todos los fines de semana y en cualquier lugar. ¡Ah! Y que nadie se desanime si queda de los últimos en un cross. El nivel competitivo en España es alto y nosotros debemos tomarlo simplemente como una manera de mantener un buen nivel atlético durante el invierno.
Otra alternativa habitual en los corredores de montaña en invierno es la bicicleta de montaña. Es una manera de mantener el contacto con la naturaleza, el nivel aeróbico y, sobre todo, de mejorar la fuerza del tren inferior sin el impacto que produce la carrera en nuestras articulaciones.
Siempre se ha dicho que la bicicleta y la carrera son modalidades incompatibles. Es una cuestión cierta pero referida fundamentalmente a los deportistas de gran nivel. Cualquiera que haya corrido duatlón o triatlón sabe lo difícil que es ponerse a correr cuando uno baja de la bicicleta.
Lo que sí es importante en nuestro caso es planificar un poco la temporada invernal e ir dejando las sesiones de bici por lo menos un mes antes de empezar a correr por montaña.
Durante el invierno, cualquier sesión de carrera es fácilmente transformable en un entrenamiento en bici. La carrera continua, las series, los cambios de ritmo; todo lo que hacemos corriendo, vale también en bicicleta.
Hagas los que hagas, lo que siempre aconsejo es dejarte asesorar por un técnico o un entrenador, que pueda planificar bien los cambios de entrenamiento. Las transiciones, tanto al empezar a esquiar, montar en bici o correr cross, como al contrario deben ser progresivas para no arriesgarnos a una lesión. Es posible que tengamos molestias, porque el cuerpo no está acostumbrado, y por eso hay que ser prudente. Vamos, que hacer 100 kilómetros en bici o esquiar 8 horas el primer día te puede pasar factura, y nuestro primer y único objetivo debe ser disfrutar de la montaña en invierno para seguir disfrutándola también en verano.
Artículo publicado en la revista Cross Country.
por Juan Manuel Agejas.

miércoles, enero 09, 2008

Trofeo Villa de Benasque (Sky de Montaña)

Altamente recomendable a todos los esquiadores de montaña.

Hola amigos.
Os recordamos las fechas de las carreras correspondientes al trofeo Villa de Benasque.
El sábado 19 Enero 2008 se celebrará la Cronoescalada Memorial del Recuerdo, y el día siguiente 20 de Enero 2008 el Campeonato Montañeros de Aragon de Barbastro.

Os recordamos que la fecha para la inscripcion anticipada para ambas pruebas se cerrará el miercoles 16 de Enero.
Podeis hacerlo via mail (http://www.clubmab.org ) o por fax 974.311.548.
Esperamos veros a todos proximamente en Cerler, bien corriendo, bien animando.
Un cordial saludo.
MONTAÑEROS DE ARAGÓN DE BARBASTRO Argensola 4 1º 22300 BARBASTRO Huesca
Tel 974.311.020 Fax 974.311.548
http://www.clubmab.org/

martes, enero 01, 2008

Cabo Norte - Sabiñanigo

Con la ilusión de llevar a cabo una nueva, atractiva y a la vez diferente experiencia a las acumuladas, hasta ahora, en lo que a largas rutas en BTT se refiere. Tuve el ánimo de lanzarme en el mes de junio de 1998 a conocer los diferentes países europeos, desde la perspectiva que me ofrecía el atravesarlos en bicicleta de montaña. Mi idea era salir de la parte más alta de Europa, Cabo Norte en Noruega, cruzar el país de norte a sur, el sur de Suecia, todo Dinamarca, Alemania, Luxemburgo y Francia por el macizo Central. Para después de esto llegar a España, y en particular a mi pueblo natal, Sabiñánigo, conocido ya por sus ya muchas ediciones de la prueba cicloturista Quebrantahuesos. Entrando por el Portalet y terminando aquí mi reto particular.
Comienza la travesía desde Cabo Norte
Hace ya ocho años, realicé una ruta cicloturista en Islandia, la cual ya me sedujo lo suficiente como para pensar en volver a estas latitudes cuando fuera posible. Así pues, pensé en Noruega, a la cual no me había sido posible acercarme hasta este año. Disponiendo de un mes de vacaciones para mi solo, pensé en poder llevar a cabo esta ruta además del aliciente añadido que para mi tenía el conocer nuevas culturas, gentes, arquitectura, naturaleza y un sinfín de cosas diferentes que hay entre el norte y el sur de continente.
Para realizar este reto me planteé, que a la vez de tener una buena preparación física que había conseguido gracias al haber recorrido en bicicleta unos 4.000 km. desde principios de año y a las rutas, contaba con el entrenamiento realizado corriendo por la montaña, al cual también soy bastante aficionado. Había que tener además una buena preparación psicológica, pues nunca había realizado una ruta tan larga en tan solo treinta días. Tenía que asumir ya desde un principio todos los problemas que se me iban a presentar, todas las horas innumerables horas de pedaleada, los miles de kilómetros a recorrer, el mal tiempo, la falta de un buen conocimiento de idiomas y las embarcadas y pérdidas que seguramente iba a sufrir en mi bicicleta.
Por tierras laponas…

Después de haber realizado la prueba y haber conseguido mi reto particular propongo unos consejos para aquellos que animándose a realizar una ruta de estas dimensiones, no cuenten con experiencias anteriores:
Antes de salir de casa es conveniente plantearte y asumir todo lo peor que te puede ocurrir en un viaje de estas características. Desde perder todo el equipaje, hasta que se te caiga al mar la bicicleta (por poner un ejemplo).
Es recomendable tomarse todos los problemas a broma e intentar solucionarlos sin mosqueos. Hay que tener en cuenta que estas solo, y en estos países ayudan mas gustosamente a la gente que actúa con tranquilidad, que a quien pierde los nervios con facilidad.
Cuando se vaya en bicicleta, se debe intentar mirar lo menos posible al cuentakilómetros, pues con todos los días y el montón de horas realizadas en la bicicleta se te puede hacer la ruta interminable.
No hay que olvidar nunca el chubasquero, puesto que es una de las prendas que más tiempo nos acompañará y que más utilizaremos.
Las manos y los pies aún llevando botines de neopreno y guantes de forro polar, se empapan con la lluvia y lo único que conseguimos es poco a poco ir acumulando más frío en estos miembros. Una solución que a mí me dio muy buen resultado aunque resulte un poco cutre, es la de ponerse tanto en las manos como en los pies, unas bolsas de plástico cogidas con cinta aislante, ya que las mismas no dejan escapar el calor impidiendo al aire frío su entrada.
Consultando el itinerario…
Es muy importante para tanto tiempo de esfuerzo prolongado, el plantearte una buena dieta alimenticia, la cual conseguía a base de hidratos de carbono que era lo me daba la suficiente energía para continuar, siendo todo tipo de pastas, arroz, cereales, etc. y las proteínas de la carne, huevos además de la grasas que comía durante la marcha: almendras, cacahuetes, pasas. Esto era complementado con un complejo de vitamina C. Con esta dieta conseguí realizar la ruta en un buen estado de forma física, aun con el inconveniente del continuado esfuerzo físico. Sin embargo al final de la aventura perdí unos nueve kilos.
Por Europa se puede viajar muy cómodamente, existen gran cantidad de campings, sobre todo en Noruega, completándolo con las pequeñas casitas para cuatro personas que suelen costar alrededor de unas 4.000 pts. noche, llamadas “Hitte” que tanto abundan por estas latitudes. Disponen de cuatro camas-litera, y se puede cocinar en un pequeño hornillo y secar la ropa en una buena calefacción. Son muy recomendables, especialmente para los días de lluvia en los cuales resultan de gran utilidad.
Arcoiris en el fiordo…
Otra forma de hospedaje son los albergues juveniles, sitios muy acogedores, en los cuales te podrás relacionar con personas de otras partes del mundo, lo cual resulta muy interesante.
El día 28 de mayo salgo de Sabiñánigo dirección Madrid, para coger el avión que salía al día siguiente. La huelga de Iberia retrasa todos los vuelos, con lo cual llego a Oslo tras hacer escala en Copenhague. a las 12 de la noche. Sin saber donde voy a dormir, pues el aeropuerto lo cierran, tengo además la mala fortuna de tener todo mi equipaje extraviado. Empiezan los problemas y yo con muchos inconvenientes para entenderme con la gente, pues no controlo ningún idioma.
Al día siguiente, a la hora de la salida del primer vuelo sigo sin haber recibido el equipaje, y salgo con lo puesto en un vuelo de dos mil kilómetros más hacia el norte hasta el poblado de Alta. Allí me alojan en un bonito hotel y la compañía aérea me regala ropa de abrigo, pues aquí arriba estaba nevando y yo me encontraba en manga corta. De esta manera pierdo ya un día sobre lo previsto.
Al final consigo recuperar todo el cargamento junto a la bicicleta, y salgo (por no perder otro día para coger el autobús) dirección a Cabo norte pedaleando. De Alta a Cabo Norte me separan unos doscientos kilómetros, los cuales consigo recorrer entre bicicleta y haciendo autostop. No puedo perder más días, puesto que tengo las vacaciones contadas.
Ya en cabo Norte conozco a una pareja de franceses, Charly y María Magdalena, con los cuales consigo una gran amistad. Están viajando en caravana por toda Europa sin ninguna prisa. Por lo que deciden hacerme de coche de apoyo durante nueve días, llevando mi equipaje e invitándome a cenar durante nuestro recorrido común. Hablamos todos los días de la ruta consiguiendo así perfeccionar mi conocimiento del idioma francés, así como ampliar mi escaso vocabulario en inglés.
El punto más al norte de Europa..
Cabo Norte o también Nordkapp, es la meta para muchos viajeros de todo el mundo, por ser la punta continental más alejada de Europa. Es además una clásica ruta Europea que desde años se ha mitificado. Cabo Norte es una roca de 309 metros de altura que da al océano glacial ártico, a la cual acude la gente para contemplar, en el mes de agosto principalmente, el sol de media noche.
Sin tener muy claro que era esto y realizando la travesía durante el mes de junio, llego a la conclusión de que no vi el sol de medianoche, sino el sol de noche entera, pues encontraba el sol las 24 horas del día prácticamente en el mismo sitio. Esto me resultó alucinante salvo a la hora de dormir. Recuerdo una mañana en la que me levanté como solía hacer todos los días, a las 6,30 de la mañana, después de asearme, desayuné un par de huevos fritos y un vaso de leche con cereales, y preparé mi equipaje para salir a las 8 de la mañana.
Cuando sorprendido, me di cuenta de que el sol me había jugado una mala pasada, pues no eran las ocho sino las 2 de la mañana, y lucía un sol estupendo. Por lo cual me volví gustosamente a dormir pues notaba que no había descansado lo suficiente.
Las primeras etapas van concluyendo poco a poco, voy aclimatándome, acostumbrándome al montón de kilómetros diarios que he de recorrer , unos 190 de media, aunque algunos días llego a alcanzar hasta los 240. También las lluvias resultan compañeras inseparables de viaje, pues prácticamente durante dieciocho etapas debí tener días de agua.
El paisaje me alucina, cada 100 metros es totalmente diferente, me enfado conmigo mismo, pues saco una fotografía y andando veinte metros más la fotografía tiene mejor perspectiva. Y así prácticamente durante todo el viaje. Me impresionaban mucho los fiordos, con sus cientos de islotes, aunque al final no sabía si estaba viendo fiordos o enormes lagos, los cuales también eran muy frecuentes. Todos los pueblos de Noruega son pequeños, acompañados de cientos de granjas extendidas por todo el país a excepción de las importantes ciudades como Narvik, Mo i Rana, Trondheim, Lillehammer, Oslo y Fredrik. También recuerdo las grandes manadas de renos que había por el norte, aunque me quedé con ganas de ver alces, pues prácticamente en toda la E-6, la carretera que iba siguiendo, había señales de cuidado “alces”. También recuerdo frecuentemente el montón de personas que intentaron ayudarme, de distintas maneras, como invitándome a cenar, sacándome de las grandes ciudades acompañándome en sus bicicletas, invitándome a montones de cafés al escuchar los relatos que les iba contando sobre mi viaje. La amabilidad en el aeropuerto y en el hotel me producen también un grato recuerdo.
Reflejos Noruegos.
Salgo de Noruega y me adentro en Suecia pasando por Undervalla, ciudad ésta en la que me llama mucho la atención la ubicación de su albergue al lado del mar, rodeado de bonitos jardines y grandes robles, como si de un palacio se tratase.
Otro problema que se me presentaba era cuando me perdía en las carreteras comarcales, el cual arreglaba saliéndome hacia la autopista, en la cual automáticamente en poco tiempo tenía un coche patrulla escoltándome fuera de ella indicándome hasta meterme el la verdadera carretera para circular. Así llego a Goteborg, ciudad en la cual no tengo más remedio que hacer un transbordo en barco de unas tres horas con el mar muy movido, hasta llegar a Frederikshavn, al norte de Dinamarca.
Por fin llego a Dinamarca, pensando para mis adentros “todo llano”. Tal fue la sorpresa del primer día, que me encontré toda una etapa lloviendo con el fuerte viento de cara. Creo recordar que este fue uno de los días mas agotadores que tuve, llegando al albergue de Silkeborg, que estaba ya cerrado, todo empapado y con una cara de medio derrotado y cansado. Tanta pena debí dar que aunque el albergue estaba completo conseguí que me dieran un colchón, y me alojaran en un enorme salón de actos, para que descansase. Estos albergues suelen ser escuelas que en el periodo de vacaciones de verano son utilizadas como lugares de descanso y albergues.
Pueblo en miniatura.
Tan solo dos días bastaron para recorrer de norte a sur el país de Dinamarca, en los cuales hay que destacar el montón de bicicletas que existen, pues son utilizadas como un medio más de transporte, sobre todo en las ciudades. También existen para ellas carriles especiales, con unas típicas y propias normas de circulación, teniendo muchas veces preferencia ante otro medio de transporte. El idioma aunque es propio el danés, todo el mundo habla inglés como segunda lengua con el cual llego a defenderme un mínimo después de lo ya aprendido en mi viaje por el norte.
Cuando llegué al bonito pueblo de Tonder, me llevé una gran sorpresa, con sus bellas calles al igual que sus encantadoras casas. En un bar pregunto a dos chicas lo que suelo preguntar siempre “Do you speak english” y ante mi admiración lo primero que oigo de una de ellas que me debió catar el acento, es si yo era aragonés, siendo ella de Bilbao. Pasamos un rato muy agradable junto a un grupo de música escocesa los Wolfstone a los que acompañaban, y los cuales actuaban esa noche en el pueblo. Con éstos últimos habíamos coincidido aquí al igual que coincidimos en España en un concierto de Pirineos Sur el pueblo de Lanuza. Todos alucinaban de la ruta que yo estaba realizando y riéndose todos de las graciosas anécdotas que me habían estaban sucediendo a lo largo de mi viaje.
Cuando llego a Alemania, entre niebla y lluvia, me para la policía para pedirme el pasaporte. Pienso que el día va a tener sus problemas, siendo el país que más respeto me daba por su masiva circulación.
Al principio no me aclaraba con los mapas, todo el mundo me pitaba por la carretera, hasta que me di cuenta de que hay carriles especiales para circular bicicletas, los cuales se cortaban frecuentemente sin entender yo el porqué. La clave era que en el mapa venían marcadas algunas de estas carreteras como rutas turísticas, y eran las únicas carreteras con carril continuo de bicicletas para circular con toda seguridad. Mientras las otras entrañaban un total peligro al haber mucho tráfico y sin arcenes.
Otro problema era la circulación con el mapa, pues en el estaban a veces señaladas las poblaciones de una forma distinta a las que indicaban los letreros, lo cual me hacía perder mucho tiempo para situarme. Todo se solventaba con el paso de las horas y de los días, aunque convencido de que ya era un experto en Alemania, me puse con mi inseparable bicicleta a cruzar por en medio de la capital “Bonn” en la que perdí toda una tarde pues debido al enorme entramado de carreteras y de autopistas era un completo lío sortear este tramo del recorrido. Al principio casi aparezco en Colonia, luego preguntando, unos me mandaban por un sitio y otros por otro completamente diferente, teniendo en cuenta que tenía que perder mucho tiempo para comunicarme. Al final consigo ya salir de la ciudad llegando a un pueblecito pequeño que me resultó muy atractivo al igual que el encontrar ya sobre las 10 de la noche un albergue juvenil y un buen restaurante para reponerme.
Pensando un poco me doy cuenta que voy teniendo mucha suerte a lo largo de la ruta, pues todos los problemas que voy teniendo consigo resolverlos muy positivamente, y casi siempre con alguna agradable sorpresa para mi.
Pueblo Alemán.
En Alemania me sorprendió mucho el norte, con sus elegantes casas y casonas, todas ellas guardando un estilo muy en común con sus ladrillos oscuros y sus tejados de fajos de paja comprimida. En las ciudades se suele circular con la bicicleta por las aceras, habiendo marcas que indican el paso de peatones y de bicis. El problema para mí eran los bordillos que en los cruces se quedaban un poco altos y al tenerlos que saltar con los cuarenta kilos de peso hacia de vez en cuando que saltara algún radio de la rueda o se me descentrara, la cual tenía que ir reparando al final de cada etapa. También destacar a la vez el adoquinado de muchas de estas aceras que era una dificultad para circular rápido, teniendo que perder más tiempo en los pueblos, en los cuales a veces valía la pena pasar algún rato contemplándolos. La estética de Alemania va cambiando bastante del norte al sur, en cuanto a los pueblos lo único que perdura son los carriles de bicicletas.
En los campings alemanes, algunas personas me ofrecieron comida que tenían en sus caravanas, como salchichas, coca colas, galletas, etc. sin decirles ni pedirles nada. Unicamente habían visto la ruta que llevaba indicada en la parte delantera de la bicicleta. En ella llevaba un rótulo con la inscripción Norkapp-Spain y que era mi carnet de identidad.
Todas las personas sentían curiosidad de mi aventura y se atrevían a intentar tener una conversación conmigo, pues les atraía la curiosidad, por lo cual yo también quería recompensarles uniéndome a ellos en alguna que otra agradable velada celebrada en algunos casos hasta con champagne.
Pasando al lado de Luxemburgo llego a la frontera de Apach en Francia. Aquí la gente también se portó muy bien, los dueños de un restaurante, me invitaron a cenar y llamaron a un periodista del diario Le Monde para que me hiciera una entrevista.
Nada que envidiar Francia al resto de Europa. Atravesando ciudades grandes como Metz, Nancy, Autun, Moulins, Cahors, en las cuales algunas veces tengo que pedir ayuda para salir de ellas hasta poder enlazar con alguna carretera comarcal. La gente sigue portándose muy bien, algunos que ven mucha dificultad al indicarme para encontrar la ruta elegida, me acompañan hasta el inicio de ella por lo cual me sacan de un gran apuro. Rara es la gente que entiende aquí en Francia el significado de “Nordkapp-Spain”, pero en el momento que das una explicación todo el mundo se queda asombrado.
Sin conocer Francia sigo la ruta atravesando el macizo central, pensando que serían etapas más llanas. El paisaje es extraordinario, todo son bosques de robles, hayas, etc. a la vez que la ruta elegida se convierte en un sinfín de sube y baja o también descrito como rompepiernas. La verdad es que arrastro muchos kilómetros, estas etapas que son de unos 220 kilómetros se me hacen agotadoras.
Una vez pasado el macizo Central y llegando al puerto Pirenaico “el Portalet”, último ascenso hasta llegar a casa, siendo este el de mayor desnivel de todo el recorrido (1.300 metros). Subo el puerto con mucha tranquilidad disfrutándolo. Además de ser muy conocido tanto para mi como para mucha gente que todos los años para estas fechas lo disfrutan en la ya conocida ruta cicloturista Quebrantahuesos.
Hogar, dulce hogar.
Durante el ascenso siento una enorme alegría por haber conseguido mi objetivo de llegar a España, más concretamente a mi pueblo natal Sabiñánigo, al igual que se apodera de mi en algún momento un poco de tristeza porque se acaba esta preciosa ruta que me ha hecho disfrutar de su naturaleza, de todas las personas conocidas por el camino, de lo bien que lo he llevado. Al final esto se convierte en una experiencia inolvidable para mí.
Repasando toda la ruta y sacando números, concluyo con que todo este mes de junio (30 días), he realizado 5.728 kilómetros, he cruzado toda Noruega, el sur de Suecia, de Norte a Sur Dinamarca, media Alemania y toda Francia a concluir en España. He perdido 9 kilos de peso los cuales espero recuperar pronto. He sacado una media de 191 kilómetros diarios sin parar, convirtiéndose en algún que otro día en 240 kilómetros con una carga sobre mi bicicleta de montaña de unos 35 kilos. He pedaleado sobre 248 horas en solitario, a una media de 8 horas diarias que en algún que otro día se han convertido en 12 horas. La velocidad media ha sido de 23 kilómetros por hora. Prácticamente he estado a remojo a consecuencia de la lluvia unos 20 días, y exprimiendo un poco más este resumen, decir que aproximadamente he dado unos 744.000 pedaleadas.
A completar con todo esto decir también que este año en Semana Santa realizamos con un grupo de amigos otra marcha que comprendía desde Sabiñánigo a Granada, subiendo al pico veleta y culminando en la ciudad de Córdoba, así doy por satisfecho haber cruzado este año toda Europa de la punta más al Norte del continente al sur de Andalucía, prácticamente por carreteras secundarias.
Con todo ello deseo mucha suerte a todo el mundo que desee realizar esta ruta y que se lo plantee bien.
Aun con el frío pasado…


…¡VALE LA PENA!

“SAMUEL” Jesús Sánchez.